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Todos
los que hemos tenido un poco de experiencia con bebés sabemos lo
vulnerables que son. Un minuto están ahí, el otro agarrando limpiadores
de la cocina; otro minuto están jugando, y al siguiente ya tienen algo
extraño en su boca. Sin embargo, para Chris y Staci Holderman esto
escaló a un nivel que nunca imaginaron.
El pequeño Nicholas Holderman, de tan solo 20 meses, se encontraba jugando en su casa un 2 de septiembre cuando cayó encima de las llaves de sus padres. No hay forma de saber de qué manera estaban acomodadas, pero no solo cayó sobre ellas: se clavaron en su globo ocular.
Cuando sus papas escucharon su grito, el más horrible que escucharían en su vida, llamaron a un helicóptero-ambulancia que llevo al bebé enseguida al hospital. Los médicos pensaron que definitivamente iba a perder el ojo.
Pero ya en el quirófano, y cuidando que no fueran a causar algún daño cerebral, removieron la llave exitosamente. Se dieron cuenta después que, por fortuna, ¡Nicholas no perdió su ojo!
En la entrevista su madre diría “Nadie está listo para algo así. Creímos que el daño sería permanente”. Terminó con la frase “es algo horrible ver que esto le pasa a tu bebé”.
Nicholas regresó a su hogar 6 días después completamente recuperado. No cabe duda que cuando haya un pequeño en casa debemos cuidar todo lo que dejemos alrededor: pensamos que solo las cosas punzo cortantes son peligrosas, pero para un bebé hasta una llave es un peligroso cuchillo.
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